A sus 24 años Erika Gutierrez comenzó como comerciante en el mercado Iván Montenegro en la capital Managua. Nació en un Municipio llamado Teustepe de la Ciudad de Boaco, donde aprendió de su familia a procesar la leche de vaca, fue ahí cuando surgió su primera idea de negocio que es la venta de cuajadas y cremas.
Erika se define como una mujer aventada y buena para los negocios. Llegó al centro de compras con la esperanza de ser una mujer exitosa y sacar a su familia adelante. Ella nos comparte, “cuando yo vine acá al mercado, nosotros empezamos de cero, no teníamos nada”. El no tener nada en ese momento se convirtió en el motor principal para plantearse metas firmes, dentro de ellas estaba comprarse un tramo en ese mercado. No pasó mucho tiempo cuando alcanzó esa meta y ahora tiene más de 10 años de haber cumplido ese logro.
Diariamente parte de su casa a las 2:00 am y recorre aproximadamente 65 kilómetros para llegar a las puertas de su negocio. A las 5:00 am se sienta afuera de su local para empacar sus cuajada y preparar la crema, producto que antes que salga el sol ya se han vendido. Pero su día no termina ahí, su espíritu emprendedor la ha inspiro a diversificar su negocio. Con una sonrisa en su rostro Erika nos cuenta: “Me tiré al plástico sólido, a las especies, las verduras, pero el corazón de mi negocio siempre ha sido el lácteo”.
En sus 13 años como comerciante, no ha estado sola, desde sus inicios siempre tuvo el apoyo de su esposo, de un tiempo acá el de sus 2 hijos mayores y actualmente el de MiCrédito, que comenzó a ser su respaldo financiero, ella afirma:
“Me siento agradecida con MiCrédito porque ellos me atendieron y fue rápido y no perdí de invertir”.
Gracias al préstamo logró comprar más mercadería: “invertí en bolsas, que lo tengo embodegado, y ya solo se está sacando porque le subieron (al precio) y ahí ya lo tengo adelantado” nos cuenta Erika. Quien también compartió que había trabajado con otra institución crediticia, pero que por la crisis que atraviesa e l país, no pudieron renovar su préstamo: “nunca les he quedado mal, siempre di mis abonos puntual…. pues fíjate que ya me cerraron la puerta en el aspecto en que yo los busque a ellos y ellos me cerraron la puerta”.
La vida de Erika no ha sido fácil, pero con su positivismo ha logrado romper cada barrera. Gracias a su trabajo, en conjunto con su esposo, ha podido construir su casa, comprarse unos vehículos y terrenos, además, se siente orgullosa porque ha podido darle la oportunidad de empleo a otras personas. Uno de sus propósitos para los próximos años es seguir dándole una mejor educación a sus hijos, pues ella los desea verlos como grandes profesionales.